Una Venezuela para el presente

La Venezuela de mi niñez, que solo fue hace un par de años, nací en 1992, era a bicicleta, fue una niñez "callejera" como diría mi mamá, pues lo habitual era quedarse hasta tarde con los vecinitos en la acera de la urbanización, realizar excursiones a la montaña, o al río y que nuestros padres nos dejaran ir sin algún miedo catastrófico es la mejor experiencia del mundo para un individuo en crecimiento, ese vivir plenamente, en una época en la que no existían los teléfonos celulares parece una locura, ahora que 10 años después no puedo estar despegada de mi celular o alguna de las redes sociales para mantener informada a mi familia de que estoy "bien".

En estos momentos, me desgarra una profunda frustración, tristeza, vergüenza y negación ante la realidad que enfrentamos, recuerdo claramente que jugaba con muñecas en casa cuando los vecinos se reunieron en mi casa con mis padres para decirles que había ganado su candidato Hugo Rafael Chávez Frías en el año 1998, escuché ese nombre y seguí jugando, pero no tardaría mucho para que la política empezara a adentrarse en mi conciencia en formación; mi familia y todos los que me conocen saben que mi sueño más grande era convertirme en periodista, para el año 2002 con 10 años de edad recuerdo que mi pediatra bromeaba con regalarme un chaleco antibalas y una máscara para los gases, que acertado estaba el doctor, yo grababa en VHS sobre las cintas de Cantinflas de mi papá la represión contra las manifestaciones del 2002 y me disculpaba con mi viejo diciéndole que esas protestas eran parte de mi historia personal y profesional , que en un futuro yo quería mostrar esos vídeos para que la gente conociera la verdad, sin saber que aún me quedaban capítulos de esa cobarde represión por presenciar.

En el año 2007, estaba en pleno bachillerato firme y decidida a estudiar comunicación social, el golpe más duro ese año el cierre de RCTV, recuerdo llorar a moco tendido sobre la pierna de mi hermana mayor, sentirme impotente pero llena de fuerza a la vez, la pasión por la profesión aumentó mucho más por eso de sentirme en el deber de rescatar los espacios que el gobierno se había encargado de callar.

Crecer en esta Venezuela en la que se dejó de hablar de AD y Copei, para hablar de Chavismo y Oposición ha sido un proceso un tanto complejo, que se adentró en todas las esferas de nuestra vida, el ejemplo más común, fue cuando algún miembro de nuestras familias terminaba con el rabo entre las piernas por defender al comandante y sus medidas económicas en plena fiesta de navidad con toda la familia o cuando la familia del amiguito empezó a cambiar de posición económica luego de que su papá consiguiera un cargo con el gobierno y así sucesivamente.

Tengo la firme convicción de que nuestros padres han de tener mucha fe en Dios y en esta tierra, son unos valientes que han vivido acá mucho más que nosotros que son testigos de la historia cíclica y están aterrados con la realidad que tenemos pero que aún con todo eso nos impulsan a lograr nuestros sueños, claro esta extremando las medidas de seguridad , pero manteniendo la esperanza inquebrantable de una Venezuela mejor para sus nietos. 

Quisiera saber cuándo fue con exactitud que el miedo llegó para quedarse en nuestro pecho, cuándo fue que pensar distinto significa que tu y yo no podemos convivir en paz en esta tierra que es de TODOS, cuándo fue que dejamos que el facilismo se convirtiera en nuestra forma de ganarnos la vida, cómo dejamos que un gobierno viniera a vengar a otras generaciones perpetuándose en el poder y generando en la generación de su tiempo un hambre de justicia que quizás tardará mucho en saciar.

Espero, aspiro y sueño con que mis hijos vivan en una Venezuela en la que el miedo no sea el pan nuestro de cada día, quiero un país que funcione, que tenga justicia, quiero un país en el que pueda morir viejita o como disponga Dios o mi destino, pero no por culpa de una bala, de una puñalada, no quiero morir siendo parte de las estadísticas, que se quedan allí como una cifra de orgullo hecho en socialismo. Yo me pregunto si los gobernantes de este país piensan que los hijos nacen de los árboles, si ellos creen que el vacío que se deja con la muerte es algo que las familias pueden llenar, siento pena, tristeza y rabia al pensar en todas las familias de luto que tiene nuestro país, en como vamos acostumbrándonos a vivir en un toque de queda, en una ciudad Gótica donde reina la impunidad, donde manda una ruleta rusa y no sabes cuando puede llegar el momento de que tus sueños se apaguen y nunca más despierten.

HOY, no quiero sentir más miedo ni rabia, hoy quiero llenarme de fuerza,de valor para lograr que se haga justicia, para romper con este espiral de la delincuencia que está descomponiendo a nuestra sociedad, hoy me niego a ser una profesional que no tiene un medio de comunicación donde transmitir lo que grita la calle sin que le pongan un precio a mi conciencia. Mis padres me enseñaron a luchar y a lograr mis objetivos con trabajo duro, no con contactos, ni palancas, hoy más que nunca me comprometo con defender nuestra calidad de vida, me comprometo con defender nuestros sueños.

Creo que una de las cosas más interesantes y emotivas de mi vida será narrarles a mis hijos mi crecimiento personal y profesional en esta hermosa tierra, nuestra Venezuela, siento que la historia de mi generación les enseñará a luchar y si algo me reafirma todo esto es que podemos lograr un cambio desde el ejemplo, todo esto nos convertirá en hombres y mujeres que pudieron irse pero decidieron dar la cara por el futuro, pero más que nada por el presente por una Venezuela sin rencor y sobretodo por una Venezuela sin miedo.


@Titacedeno

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