Para ti, mamá. Para todos los que estamos lejos.
Cierro los ojos y trato de sentir sobre mi pecho ese último abrazo apretado que nos dimos el 19 de agosto del 2018, en mi mente siempre estuvo el miedo a que ese abrazo no se repitiera muy pronto, pero lo veía poco probable porque en mis planes siempre estuvo, regresar en noviembre. Decidir que estar lejos, a largo plazo era - es el mejor plan, es un sacrificio diario, es una prueba. Me imagino que estoy surfeando en alguna playa de Margarita, sin saber cómo, voy agarro la tabla me lanzo al agua, surfeo la ola, me caigo, vuelvo a tomar otra ola, me siento feliz por momentos y luego me ahogo un poco y me siento igual de descompuesta como cuando una ola te revuelca hasta la orilla y tragas agua salada, entonces llegó a la orilla y no los veo, no estás ahí para ponerme la toalla y darme agua. Estar lejos , es un profundo sacrificio, que confieso, no estaba lista para asumir, no me sentía capaz de dejarte allá, de alejarme y salir de lo conocido, definitivamente nadie te pre